Un edificio típico olmeca consistía de una construcción de materiales perecederos: postes de madera, paredes de carrizo repelladas con lodo, techos de palma y pisos de tierra apisonada, con o sin una subestructura. Las subestructuras o basamentos eran de tierra compactada, ya sea arcillas o arenas de origen local. En algunos casos, se utilizaron piedras como recubrimiento, y para la fabricación de los monolitos esculpidos y las "columnas basálticas". Las subestructuras pueden tener forma piramidal, como los edificios C1 y D1 de La Venta, o pueden ser plataformas de planta rectangular.
Los geólogos han determinado que el basalto usado para hacer la mayoría de los monumentos en San Lorenzo y La Venta proviene del área de los Tuxtlas. En 1960, el arqueólogo Alfonso Medellín Zenil descubrió Llano del Jícaro, una cantera de basalto olmeca, así como un sitio – taller. La cantera, cerca de los Tuxtla, está a solo 7 kilómetros del centro olmeca de Laguna de los Cerros, y era controlado por él. Las excavaciones de 1991 en Llano del Jicaro proporcionaron datos acerca del proceso de manufactura de monumentos. Un gran altar sin terminar encontrado en el sitio demostró que los monumentos eran conformados en su forma básica en el sitio de extracción del material, y luego eran transportados a los centros para su terminación.